Curva de aprendizaje (U-shaped learning)
En mis últimas clases, muchos han sido los alumnos que han compartido conmigo cómo fue su evolución con el aprendizaje del español en sus primeros meses o años, desde su inicio como principiantes hasta ahora (la mayor parte de ellos tienen en la actualidad un B2-C1). Todos parecen haber vivido periodos en los que han sentido un retroceso o una falta de evolución en su camino hacia el nivel avanzado del español. Han vivido momentos de frustración, duda, vergüenza por cometer fallos muy básicos gramaticalmente hablando... ¿Por qué de pronto les ocurre esto a pesar del esfuerzo? ¿Por qué parecen ir en dirección contraria? ¿Por qué hay momentos en los que en vez de avanzar retroceden un poquito olvidando estructuras muy básicas? ¿El aprendizaje no debería ser una progresión lineal o acumulativo?
Por su trascendencia, este asunto se ha vuelto un tema central en la ciencia cognitiva aplicada a la adquisición de lenguas. En el campo de la adquisición de las segundas lenguas (L2) esto se conoce como el comportamiento en forma de "U" ( U-shape behaviour or U-shape learning). Un fenómeno que ocurre tanto en el aprendizaje de la lengua materna como en el de la L2. En ambos casos los aprendientes, niños y adultos, evolucionan a lo largo del tiempo y ese progreso se puede ejemplificar con una curva en forma de "U" (McLaughlin, 1990). Esto significa que para los dos perfiles, como profesores, madres, padres o tutores, veremos cómo aparecen, desaparecen y reaparecen formas o elementos gramaticales deficientes o carencias lingüísticas previas a la instrucción después de un tiempo (Huebner, 1979, 1983; Master, 1987).
Los patrones que veremos a lo largo del aprendizaje de nuestros alumnos se pueden organizar en tres etapas (Gass & Selinker, 2001):
Primera etapa: el aprendiente produce formas lingüísticas que siguen las normas del idioma que está aprendiendo.
Segunda etapa: el aprendiente parece perder lo que él o ella había aprendido.
Tercera etapa: el aprendiente regresa a la etapa 1, recupera las producciones aprendidas al comienzo de la instrucción y es capaz de integrar nuevas.
Por ejemplo, en español, ocurre a menudo con el aprendizaje de los tiempos en pasado. Mediante tareas, los alumnos conjugan algunos verbos y sistematizan las reglas para aplicarlas a nuevos verbos con los que se van encontrando. Algunos de los nuevos verbos son irregulares y, por tanto, sus terminaciones no siguen las reglas que han aprendido. A menos que haya una corrección explícita, el alumno seguirá cometiendo los mismos errores. Cuando se le explica que un verbo "X" no termina de una manera, sino de otra, el alumno tiene que reestructurar su conocimiento. Es a través de mucha exposición cuando el alumno puede volver a reestructurar sus conocimientos iniciales con las nuevas experiencias y excepciones.
Comer - Comido
Roto - ¿Rompido?
En conclusión, los alumnos experimentan varios estadios a lo largo de su aprendizaje, desde un automatización de estructuras ("me llamo", "me gusta"), pasando por una fase donde los errores son parte fundamental del aprendizaje, hasta una fase de reestructuración en la que son capaces de valorar lo aprendido y las excepciones o aplicaciones de cierta norma gramatical o sociolingüística. Los errores, por tanto, son una fase clave para el aprendizaje. Sin esos errores, no habría lugar al aprendizaje. De hecho, cuando el alumno se ve de nuevo superando estos errores, cuando pasa de aprender a "adquirir" un nuevo conocimiento comprendiendo el porqué, su autoestima crece.
2 de junio de 2020
