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El Nacimiento
2 anni faLos renacimientos a diferencia de los tan esperados y aclamados nacimientos, a pesar que son esperados también, no sabemos cuándo sucederán, no hay una fecha asignada, no hay posición de los astros predicha, como la primer gota de lluvia tan esperada después del ardiente verano, los deseamos tanto como tener a un nuevo bebé entre los brazos, los anhelamos cual mujer estéril ruega por su primogénito, pero son tan inciertos, no somos nosotros quienes decidimos qué regalos de los dioses obtenemos, no decidimos nosotros cuando nacemos, pero si un día se reúnen en consenso y te ven con agrado, después de tus luchas solitarias y noches de penumbra. Te conceden tan magnífico regalo, el renacer, hecho de cenizas, lágrimas y residuos de cargas que finalmente te decides por liberar, el renacer, como un mago frente a su público, Voilà… Te hacen reencontrarte, revivir, renacer. Este renacimiento es tan fortuito aunque ansiado, puede suceder durante un baño después de un largo camino recorrido. De la regadera en lugar de agua salen luces y destellos, que te dan esa nueva vida, nuevo brillo y color. ¡El renacimiento! Pero antes de tan glorioso resurgir tuviste que haber pasado por frío, soledad, escasez, hambre, incluso esa hambre que no te deja dormir porque es más poderosa que el propio cansancio que te sofoca, pero esa misma hambre es la que te impulsa a renacer, renacer de entre los escombros, está demás hacer comparaciones literarias con mariposas o el ave fénix cuando este renacer no es apreciado a simple vista. Más bien es algo que solo tú y los tuyos, los que han sufrido tu camino pueden saber. Puede que salgas a la calle la mañana siguiente y que en absoluto, nadie sepa que renaciste gracias a los dioses la noche anterior. Pero tu corazón salta, canta y baila como nunca por la caricia que las ninfas indiscretas aún permanece y permanecerá.