Ioannis Ikonomou: el hombre que habla más de 32 idiomas
Muchas personas son capaces de hablar dos idiomas con fluidez, o tal vez tres o incluso cuatro, pero para Ioannis Ikonomou estos números no fueron suficientes. Este hombre de 46 años, cuya lengua materna es el griego, utiliza su habilidad para las lenguas todos los días en su trabajo como traductor de la Unión Europea, donde trabajaban más de 2,000 traductores lingüísticos.
Cabe resaltar, que sólo unos cuantos de estos traductores son capaces de dominar y trabajar más de 8 idiomas. Ikonomou habla 21 de las 24 lenguas oficiales de la UE - el lituano, maltés, estonio e irlandés son sus excepciones. Entiende no sólo las lenguas modernas, sino también algunas lenguas antiguas: latín, inglés antiguo, maya e iraní antiguo. Con estas completaría alrededor de 47 idiomas en total.
Nacido en Heraklion, Creta, estudió lingūista en la Universidad de Tesalónica. Después, cursó su primer maestría en lenguas y culturas de Oriente Medio en la Universidad de Columbia en Estados Unidos y continuó con un doctorado en lingüística indoeuropea en la Universidad de Harvard.
Pero su carrera lingūistica comenzó desde que tenía 5 años, cuando él y toda su familia se mudaron a Grecia y fue ahí donde empezó a aprender el inglés como una segunda lengua. La siguiente fue el alemán a la edad de siete años; lo aprendió gracias a una mujer que se mudó a la isla en donde solía vivir: por las mañanas leía libros de texto en la playa mientras los otros niños jugaban, y cuando tomaban una siesta la señora le daba clases. Después de un tiempo, a los diez, empezó a aprender italiano con la motivación de que en su escuela se abriría una nueva materia en ese idioma. Y, aunque fue un rumor falso, él ya había trabajado con una guía que se llamaba "enséñese a sí mismo italiano". A los trece años, ya hablaba cuatro idiomas, y quería aprender más y más. En la secundaria siguió con el ruso, sólo porque descubrió una versión traducida de Anna Karenina y decidió que necesitaba leer la original. A los catorce aprendió el swahili de África Oriental y a los dieciséis, el turco, el cual no era ofrecido por ninguna escuela, pero su madre logró encontrar un refugiado político turco que accedió a enseñarle. Después, vino el árabe y se convirtió en sufí, una especie de místico islámico. Ikonomou dice que le gustó tanto aprender idiomas, que nunca quiso parar.
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Después de su doctorado en Harvard, Ikonomou pudo haber permanecido en el mundo académico si no hubiera visto un anuncio del Parlamento Europeo donde buscaban intérpretes para la comunicación oral, y traductores que se ocuparan para la palabra escrita. Después, tuvo la oportunidad de ganar una beca para estudiar interpretación en una universidad española.
Cuando Ikonomou llegó a Bruselas en 1996, la UE tenía 12 lenguas oficiales y decidió que tenía que aprenderlas todas. Él solo mejoró sus conocimientos de holandés, portugués y noruego. Y después de que la Comisión Europea lo envió a estudiar un verano en Helsinki, Suecia, para mejorar su finlandés, logró su objetivo. El griego cuenta que el tiempo que le toma aprender un nuevo idioma puede variar; a veces son períodos más cortos y a veces más largos, pero también dice que normalmente nunca lleva la cuenta, simplemente lo hace.
A lo largo de su carrera siguió aprendiendo idiomas utilizando su amplia gama de habilidades lingüísticas para elegir el mejor método: por ejemplo, utilizando un curso de autoestudio ruso para aprender el idioma oficial de Etiopía, el amhárico; un curso de español para el quechua; y un método checo para el asirio-babilonio. La tecnología ha sido una gran ventaja para que pudiera llegar a ser más fluido. Antes, tenía que conocer a alguien para que le pudieran enseñar; pero ahora dice que todo está al alcance nuestras manos y que no existen excusas, solo la determinación y motivación es lo que necesita para seguir estudiando distintos y nuevos idiomas.
Su gran secreto, si es que lo tiene, es hacer que los idiomas conformen parte de su rutina diaria. Al estar aprendiendo, siempre intenta hacer "conexiones cruzadas", y a este método le llama "dedicación total", lo cual dice que es la clave para su éxito. Además de que es de gran ayuda para él trabajar en un lugar donde constantemente está haciendo uso de la variedad de idiomas, tiene que practicarlos o estudiar otros nuevos para que no se le olviden, o los usa o los pierde. Esto implica leer extensamente; desde diccionarios y libros de novela, ver mucha televisión extranjera, tomar cursos de inglés en línea (o de otros idiomas) y conversar con gente a través de Internet. Se necesita mucha disciplina y persistencia para lograrlo.
Y por último, seguro se estarán preguntando cuál es el idioma favorito de este políglota. Por el momento, Ioannis asegura que el chino es su idioma preferido. Pero quién sabe si en unos unos meses cambie de opinión, ya que por lo visto, sus ganas de aprender nuevos idiomas no terminarán pronto.
١٧ تشرين الأول أكتوبر ٢٠١٧