¿Estandarizar las variantes lingüísticas?
Enseñar un idioma no es algo sencillo, y cuando hablamos del español el asunto se complica mucho más. Estandarizar una lengua que tiene una gran variedad de dialectos con características diferentes es simplificar el proceso de aprendizaje del idioma, pero no en un buen sentido, sino en uno que demerita su riqueza lingüística.
Soy mexicana y hablo el español de México. Conozco superficialmente algunas variantes dialectales, pero no sus entrañas, pues no crecí en esas latitudes. Sin embargo, busco que mis estudiantes aprendan la lengua de modo que puedan utilizarla para lo que desean. Y siempre trato de dejar muy claro que tal o cual palabra se dice así en España, o en México, o en Colombia. Esto implica empaparse de distintos dialectos, es decir, contraer un compromiso que va más allá de transmitir estructuras gramaticales. Por ejemplo, dos de mis alumnos toman clases porque buscan poder hablar la lengua materna de sus parejas, una de México y la otra con ascendencia de República Dominicana y Colombia. Ahora bien, ¿cómo transmitir la riqueza que estriba en el español de países tan distintos? ¿Cómo enseñar un español que no sea completamente castellano, es decir, que no siga al pie de la letra las normas de una Academia de la Lengua Española, de España pero no de Latinoamérica?
Enseñar un idioma no es algo sencillo. Quizá la tarea del maestro sea simplemente la de guiar en este proceso, en ofrecer un acompañamiento amable y en ser partícipes del descubrimiento de lo que significa apropiarse de la visión de mundo de otra nación lingüística. Al final, ni los hablantes nativos somos capaces de entender la riqueza de algo vivo y cambiante. Por lo que sólo nos queda abrir la puerta a todo aquél que desee habitar nuestro idioma y ser entusiastas en mostrar sus confines y recovecos. ¿Ustedes qué opinan?
February 5, 2020