Neuropsicopedagogía infantil y el despertar de la consciencia.
A partir del siglo XX, el análisis comportamental del ser humano ha ganado un destaque importante en los estudios avanzados de las principales universidades en el mundo. Los avances científicos traducidos en nuevas maneras de recolección de datos y monitoreo con máquinas de alta precisión, han logrado una unión entre la neurociencia, la neuropsicología y la psicopedagogía. La búsqueda por una manera de explicar, aprovechar y adaptar un modelo pedagógico eficiente siguiendo las capacidades cognitivas de cada individuo, sentó las bases para el surgimiento de la neuropsicopedagogía.
En nuestros primeros años de vida, el desarrollo cerebral vive su momento más importante, especialmente en las etapas comprendidas entre los 0 a los 7 años de edad, momento en el que el cerebro se desarrolla físicamente alrededor de un 80%. Es claro y entendible el surgimiento de la neuropsicopedagogía infantil para explicar y auxiliar en el tratamiento de diversos trastornos que puedan presentarse en esta etapa ya que explicaría nuestro comportamiento en la edad adulta. Esta nueva ciencia abre un campo para el estudio de mejores prácticas y abordajes de enseñanza personalizada. El individuo y su configuración neuronal ganan un destaque importante y avanza hacia la comprensión de nuestro comportamiento. No obstante, aún hay mucho campo por recorrer.
Los estudios se han enfocado en explicar desde la parte psicológica, biológica, social, cultural, socio-económica y ambiental, nuestro comportamiento, a través del desarrollo cognitivo que conllevan estas interacciones. Evidentemente, el monitoreo muestra señales cerebrales que evidencian una correlación entre nuestras emociones, pensamientos y actividades neuronales. Sin embargo, en la mayoría de pensums académicos, la parte espiritual es totalmente ignorada, relegando su importancia a una mera pseudociencia y pocos son los científicos y los estudios que se atreven a sobrepasar los límites académicos y la presión social para dar a conocer sus descubrimientos.
El cerebro humano debe ser tomado como un decodificador, que recibe, capta e interpreta las señales, que se adapta y tiene una plasticidad mayor en la infancia, sin embargo, la información no se encuentra en él. Diversos estudios comprueban como, después de algún trauma cerebral, surgen esporádicamente habilidades incomprensibles, fluencia en idiomas extranjeros, virtuosismo musical o cambios drásticos en la personalidad. Es evidente nuestra conexión espiritual con nuestra existencia y nuestro comportamiento, tal y como la filosofía oriental ha señalado desde hace milenios, sin embargo, aún falta mucho para que en occidente comprendamos nuestra verdadera naturaleza y reivindiquemos de una vez por todas, su relevancia en nuestro desarrollo, comportamiento y circunstancias de vida.
El despertar de la consciencia sigue cambiando la concepción que tenemos del mundo y en los próximos años lo veremos en boca de una mayor cantidad de personas, pero este cambio sólo será definitivo en el momento en el que sea aceptado por la academia y un aumento de estudiantes conscientes sepan guiar a la sociedad por el camino que le corresponde.
2. September 2019