No es el lugar, es la gente...
Viajar te ofrece regalos para la vista, nuevos sabores, nuevos sonidos, buenas fotos... sin embargo, lo que permanece en nosotros a lo largo del tiempo es aquellas experiencias que han sido experimentadas a través de mayor número de sentidos, vista, olfato, oído,tacto y gusto.
La magia de un lugar no son resultado de sus edificios, su comida, o sus ruidos callejeros (aunque aportan sin duda belleza y riqueza visual) pero la vibra y la sensacion que recorre nuestro cuerpo al visitar un lugar se multiplica al interaccionarme con sus habitantes.
Si has tenido ocasión de visitar una calle a plena luz del día, cuando todo el mundo la recorre, hablando, riendo, protestando, haciendo su rutina... y en otra hora del día o la noche cuando esta todo silencioso, solitario, impersonal, frío...
Cuando viajas a un lugar y muestras interés por la lengua y la cultura de sus habitantes... estas más cerca de tener una interacción verbal o textual con ellos. Esto te proporcionará una enorme satisfacción personal, oportunidad de vivir la ciudad como un viajero y no como un simple turista, incluso hacer amigos, aprender algo nuevo y ...tú recuerdo de ese lugar será mucho más intenso y emocionante que si solo paseaste y guardas fotos pero sientes que nadie allí te recuerda ni se enteró de tu presencia allí.
Quien puede y quiere comunicarse, aunque sea con una sonrisa y gestos, vivirá eternamente en los corazones de otras personas y lo mejor es que llenará es suyo con la riqueza de otras culturas y seres humanos.
13. Mai 2020