Palabras pequeñitas en una lengua grande
El español es una lengua romance bastante rica, que posee muchas inflexiones y un sinnúmero de palabras para referirse a un mismo elemento o evento, lo cual la hace una lengua bastante interesante, pero también algo compleja de aprender. Una de sus particularidades es el hecho de que a diferencia de otros idiomas, como el inglés, normalmente usamos algunas formas gramaticales y palabras de más para expresarnos; por ejemplo, acuñando los bien llamados diminutivos (https://dle.rae.es/?w=diminutivo).
Existe en el español de algunas regiones de América Latina como Colombia y México, un uso excesivo de los diminutivos, que en opinión de muchos es exagerado, mientras que para otros, como yo, resulta algo dulce y divertido.
Es así como muchas veces los hijos con el mismo nombre que los padres llevan el diminutivo de dicho nombre, o también por ser los integrantes más pequeños de la familia: Carlos, Carlitos, Diego, Dieguito, Sandra, Sandrita.
Los diminutivos También suelen ser usados como eufemismos para describir las características físicas o de la personalidad de los individuos, sin llegar a ser ofensivos; por ejemplo, en lugar de decir gordo, decimos gordito (a), delgado, delgadito (a), feo, feíto (a), tonto, tontico (a), etc.
Incluso cuando hablamos de lugares y eventos nos referimos a ellos con diminutivos como en casita, negocito, fiestica, o cuando nos referimos a la familia o a las mascotas de manera más cariñosa: abuelita, amiguita, primito, perrito, vaquita, etc.
Pero los diminutivos además se emplean para indicar desdén o menosprecio por algo.
- “No quiero ir a esa fiestica”.
- “No me gusta esa niñita”.
- “Esa risita me suena extraña”.
Los diminutivos suelen usarse con sustantivos, adjetivos o adverbios, por ejemplo, mesita, pequeñito, cerquita, jovencito, grandecito, ahorita, rapidito.
Además, son comunes en las relaciones de pareja, pues representan una forma dulce de abordar al otro. Palabras como amorcito, corazoncito, reinita, princesita, mamita, negrito, vidita, resultan muy adecuadas para algunos, aunque para otros sean demasiado cursis.
Lo más importante es entender que estos diminutivos, nos gusten o no, dan cierta especificidad, fuerza, suavidad u otras formas a las palabras; y que realmente son parte fundamental de la lengua española. En mi opinión, de cierta manera la adornan o embellecen. También la dan un toque particular a ciertas culturas, ya que no son tan comunes en todos los países de habla hispana.
24. Februar 2020