EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE PANDEMIA
Se quedaron encerrados en casa, sin explicación alguna, sin saber que sería a la última persona con quien tendrían muy a su pesar, una relación de pareja. No era amor, era costumbre, pero a medida que iban pasando los días, esa costumbre se convirtió en repudio.
Su misma voz, la misma serie, el mismo gesto, si olor a mañana, tarde y noche. La salida al balcón y aplaudir con entusiasmo para intentar ver un rostro nuevo pero que jamás podría tocar.
Ella se convirtió en su mamá y él en el hijo desobediente. Ambos empezaron a envejecer sin químicos, sin maquillaje, sin apuros, viéndose el rostro real, el que escondían 8 horas detrás de sus trabajos.
Ahora era eso, la vida perfecta como distopía. La luna de miel eterna que era la peor pesadilla y que apenas despertaran buscarían la maleta que está guardada esperando por huir.
De mi serie personal: Cuentos distópicos.
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17 de abril de 2020